Hernán Zeballos H
hernanzeballos@yahoo.com
Releyendo algunas cosas, uno se encuentra con que ciertos temas se debaten, se presentan conclusiones y quedan en el olvido, sin lograr el efecto que se esperaba de ellos. En 1992, como parte del debate "Sindicatos campesinos, etnias y defensa ecológica" donde participaron David Montecinos (entonces Subsecretario de Asuntos Campesinos), Oscar Arze Q. (sociólogo, ex Director del Instituto Indigenista Americano), Wigberto Rivero (sociólogo, estudioso del tema), y José Luís Roca (historiador y agrarista) -auspiciado por el Club de Economía Agrícola y Sociología Rural, edición Centro de Información para el Desarrollo--. Este último hizo unos planteamientos que merecen recordarse.
En torno al sindicalismo concluía: i) la lógica del "todo o nada" ya no funciona, hay que practicar la política de suma positiva (que todos ganemos, ej: descentralización); ii) el sindicalismo, que no tiene capacidad de negociar es porque tiene malos negociadores; iii) en democracia no se puede funcionar con las mismas reglas de juego de las dictaduras sin negociar o sin concertar; iv) ya no se trata de eliminar al adversario, hay que cambiar las relaciones sin pretender eliminarlo". ¿Esas reflexiones no se aplican al momento político actual?, son enteramente válidas.
Sobre el tema indígena, bajo el título "el indigenismo y los indigenistas", señalaba: "comenzaremos con los pueblos indígenas u originarios, al final es lo mismo desde el punto de vista semántico"; prosigue: "no puedo dejar de recordarme de una maravillosa revista publicada en Europa, de circulación mundial, que ya ha desaparecido: ASTERIX. Trataba sobre un grupo indígena en Francia, de los primitivos galos que sobrevivieron a la invasión romana y que de tiempo en tiempo hacían unas incursiones donde los malditos romanos los habían subyugado, para protestar por lo que sufrieron 10 o 12 siglos atrás --aquí estos grupos están con la mira puesta en los cinco siglos --. Pese a que esta revista caricaturiza la función de los llamados pueblos indígenas originarios, también introduce muchos elementos de juicio en medio de su comicidad, para reflexionar sobre la filosofía que hay detrás del indigenismo actual".
"Es una filosofía roussoniana, es el "buen salvaje". Los indios han sido personas muy buenas pero llegaron unos malditos invasores que los corrompieron y abusaron de ellos". Pero "está el anhelo latente de reivindicación de volver a ser lo que fueron sus antepasados. Entonces, esta sociedad perversa los corrompe, pero hay esperanza". "Pero no sabemos cómo vamos a convivir con ellos, porque cuando se habla de territorio se los trata como menores de edad. Como las reservas de los llamados pieles rojas en Estados Unidos; no pueden vender sus tierras es propiedad colectiva". Es el caso nuestro, donde desde la entrega de tierras a los Territorios Comunitarios de Origen, se otorgan títulos indivisibles, inalienables e imprescriptibles, y hoy, la nueva CPE les otorga el derecho exclusivo de los recursos naturales existentes en ellos.
"Se supone que ellos no envenenan los ríos, cuando en realidad fueron ellos los que descubrieron la cáscara venenosa para matar peces. Los jesuitas que llegaron a la zona de Moxos y Chiquitos trataron de evitar que se usara este barbasco para matar peces".
Dentro de esta concepción "los originarios son estos niños buenos a quienes tanto han abusado y a los cuales podemos rescatar". Sin embargo, en Sud América eran oleadas invasoras sujetando unos pueblos a otros, los iban esclavizando. Había que esclavizar para seguir avanzando. "Entre estos invasores, hablando de Bolivia, los pueblos más crueles fueron los quechuas y los chiriguanos". En breve, sobre estos conceptos elaborados por teóricos del tema, hemos llegado al punto de convertirnos en un Estado conformado por 36 naciones. ¿Será que esto funcione?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario